Los grupos claustrales Programa para una Universidad Canaria (PPUC) y Alternativa del Profesorado Universitario (APU), con el apoyo de representantes del profesorado en situación de precariedad de la Universidad de La Laguna queremos mostrar nuestra enérgica repulsa respecto a la lamentable situación vivida el pasado martes 3 de noviembre en nuestra institución.
Por lo que ha trascendido, el equipo rectoral autorizó la realización de un acto en los aparcamientos de la Facultad de Bellas Artes enmarcado en el I Congreso de Seguridad y Turismo que consistía, tal y como consta en la programación del mismo, en “(…) la exhibición de distintas unidades policiales y militares con base en Tenerife para mostrar parte de sus capacidades a la hora de resolver conflictos y crisis (…)”.
El equipo rectoral falta a la verdad cuando el gerente de la ULL, en la rueda de prensa del 4 de noviembre, indica que informó al Decano de la Facultad de Bellas Artes de las actividades que se iban a realizar en sus instalaciones. Ni el decano, ni el profesorado, ni el alumnado, ni el PAS, estaban al tanto de las actividades programadas porque el equipo de gobierno no informó de ello.
Las justificaciones apuntadas por la Rectora en el sentido de que era un “simulacro del derrumbamiento de un edificio” no coinciden ni con el programa del Congreso ni con lo que finalmente se llevó a cabo en el espacio universitario. Consideramos que dicho acto nunca debió celebrarse en nuestras instalaciones, porque alteró gravemente el normal desarrollo de las actividades académicas de la propia facultad y porque no es compatible con nuestros valores pacifistas y de rechazo a la violencia.
Las cargas policiales que tuvieron lugar por la tarde en las inmediaciones de la Facultad y la detención de dos participantes en una protesta pacífica, uno de ellos estudiante de nuestra universidad, son consecuencia de todo ello. En este sentido, reprobamos rotundamente el desmedido uso de la fuerza contra la concentración y exigimos que el equipo de dirección de la
ULL tome las medidas necesarias para asistir a las dos personas en libertad con cargos en todo lo que necesiten hasta que sean totalmente absueltas.
Hechos como los acontecidos, no se pueden volver a repetir. Además de las consecuencias directas en términos de alteración de nuestra vida académica, lo que ha sucedido ha dañado gravemente la imagen de nuestra institución que debe seguir constituyendo un ejemplo de pacifismo, rigor intelectual, libertad y espíritu crítico. Ante esta serie de negligencias,
entendemos que el equipo rectoral debe asumir su responsabilidad y comparecer ante el claustro universitario en una sesión extraordinaria y monográfica para dar las debidas explicaciones.