Las Islas Baleares cuentan con un clima mediterráneo y deben cubrir unas elevadas demandas hídricas por parte del sector agrícola, turístico y residencial, situación que se ve aún más condicionada en un escenario de cambio climático. Debido a ello, de manera reciente en el archipiélago balear se ha aprobado la Ley de cambio climático y transición energética. En pleno debate sobre la oportunidad de introducir medidas generalizadas de prevención de problemas comunes, como los efectos sobre el clima de las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, o la escasez de recursos naturales renovables y no renovables, algunas naciones intentan establecer cambios de rumbo en sus modelos de desarrollo. En esta línea, la universidad de ese archipiélago junto a la de La Laguna asesorarán al gobierno balear en materia de transición ecológica e hídrica.
La huella de carbono contabiliza la totalidad de los gases de efecto invernadero asociados a la producción de un producto, la prestación de un servicio o la realización de una actividad, generados tanto de forma directa como indirecta por la organización. Por tanto, la huella de carbono permite medir el impacto de la generación de un producto, servicio o actividad sobre el medioambiente.
Así como la huella de carbono contabiliza las emisiones de los gases de efecto invernadero, la huella hídrica lo hace del volumen total de agua dulce necesaria para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo, la comunidad o la organización. La huella hídrica es el resultado de sumar el volumen de agua dulce consumida y la contaminación asociada a su uso por el consumidor o el productor, y el volumen de agua dulce consumida y la contaminación asociada a la producción de bienes y servicios.
El proyecto encomendado por el gobierno balear estará coordinado por el profesor Juan Carlos Santamarta y la investigadora de la Universidad de La Laguna Noelia Cruz, y por parte de las Islas Baleares la coordinación será llevada a cabo por el profesor de la UIB, el catedrático Celso García. El estudio se centra en estudiar el impacto medioambiental, planificación y mejora de la eficiencia de las instalaciones relacionadas con el ciclo integral del agua (depuradoras, plantas desalinizadoras de agua de mar, obras de captación y recarga de aguas, redes de distribución de agua potable, etc.). Se llevará a cabo en la totalidad de las islas que integran el archipiélago balear y una de las herramientas que se utilizarán, serán los indicadores mencionados, la huella de carbono y la huella hídrica.
Durante el proyecto se trabajará conjuntamente con la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (ABAQUA), entidad de derecho público, adscrita a la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno Balear, encargada de la promoción, construcción y mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas, tanto superficiales como subterráneas; las actuaciones, obras e instalaciones de saneamiento y depuración de aguas residuales; y todas aquellas actividades vinculadas al agua que sean competencia de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Juan Calvo Cubero, secretario técnico de ABAQUA y el técnico Juan Antonio García Martínez serán los responsables del proyecto en esta institución.
Se contará con la experiencia obtenida de la aplicación de una metodología desarrollada por el grupo de investigación INGENIA de la Universidad de La Laguna en las Islas Canarias y en diferentes países europeos durante los años 2019 y 2020, y con la colaboración de la UIB, donde ya se trabajó conjuntamente en la mejora de la eficiencia energética e hídrica de las diferentes marinas deportivas de ambos archipiélagos y de diversos puntos de Europa. Se pretende realizar un proyecto de referencia para tener un punto de partida para el proceso de descarbonización de las islas y mejora de su ciclo integral del agua. Otro entregable será una publicación para informar a la ciudadanía de los trabajos realizados y su interés para lograr la descarbonización de Baleares en 2050, con el fin de ser una región pionera en la transición ecológica e hidrológica.
La crisis financiera iniciada en 2008 y el reciente parón económico motivado por la COVID-19 son ejemplos suficientes que corroboran el vínculo existente entre las emisiones de gases de efecto invernadero y la actividad económica. Es por ello, que este estudio cobra especial interés, al poder relacionar los datos obtenidos en el año 2019 y compararlos con los del año 2020 (previsiblemente diferentes debido al periodo de confinamiento).
Paralelamente, se firmará un convenio de colaboración entre las tres instituciones con el fin de crear un marco de colaboración durante los próximos 3 años.
Source: ull.es